Esta entrada no tiene título creativo

Ayer, le mostré a dos amigos un texto que escribí acerca de uno de mis personajes. Es uno que creé y perfeccioné hace poco (antes la idea variaba demasiado), de una de las tantas historias que he comenzado, o he simplemente ideado, o he abandonado en el océano de ilusiones y ocurrencias de mi mente. Y personalmente es una de mis favoritas.

Hum, pensemos en algo que nunca falle...

Hoy vi un reportaje a dos mujeres pobres, madres solteras sin trabajo estable, que vivían en Carapita. Eran viudas ambas, una es vuida de sus dos matrimonios.

Está bien, debo admitirlo... Hay quienes le echan bolas.
De verdad, en especial las madres solteras, con varios hijos, economía inestables y condiciones insalubres.

Pero, se lo buscan por webonas, de verdad.

Sí, coño, es más fácil casarse joven y mantener una casa. Listo, ¿qué preocupación va a haber?

Pasa que, algún día enfrentarás la realidad.

¿Qué apesta más?

¿Cuál de las generaciones es la peor? La más vieja, pues, por supuesto que no...

(La idea inicial era criticar a todas las generaciones pero, no llegaría a nada con ello.)

Consideraré peor, a quienes peor reputación dan, a quienes peor influencias han dado (o siguen dando), y menos respeto poseen.

Me da asco decir que es la mía.

Es un radio amplio. Dividámoslo en dos: 23 años hasta 16 años; y 15 años hasta... ¿10 años?